Mapa a nivel municipal de los cambios interanuales de población con datos del padrón municipal de habitantes a fecha 1 de enero de 2021.
ACNActualizada 23/01/2022 a las 20:30
En algunos pueblos de la costa tarraconense se da un crecimiento absoluto. Uno de los municipios que ilustra esta tendencia es Calafell (Baix Penedès), donde la población ha ido creciendo a razón de 1.000 habitantes por año. Después de cuatro años con esta dinámica, los últimos datos del padrón evidencian que el ritmo frenético se ha desacelerado. Con todo, se posiciona como el segundo municipio catalán que más crece en números absolutos (+862), sólo por detrás de Sant Cugat del Vallès (+1.035). Otros municipios próximos, como Sitges (+664), Cunit (+548), El Vendrell (+518) y Torredembarra (+490) también ocupan puestos punteros en el ranking.
El alcalde de Calafell, Ramon Ferré, lo atribuye a movimientos migratorios, acentuados por el confinamiento por la covid. Eso conlleva que el municipio tenga que responder con más viviendas y servicios. Actualmente hay una promoción de 400 nuevas viviendas en segunda línea de mar, buena prueba de la recuperación de la actividad constructora, sector con gran peso en este territorio y al mismo tiempo el más castigado por la crisis económica del 2008. El sector remonta y los precios también.
Muchos han dado el paso de reconvertir segundas residencias en primeras. Incluso el Ayuntamiento ha impulsado una campaña para reaprovechar el volumen de muebles de segundas residencias tirados en los contenedores para darles un segundo uso. En un día de verano se recogieron hasta 50 toneladas.
A nivel educativo hay escuelas al límite de la capacidad. Es el caso del instituto Camí de Mar o la escuela Santa Creu. Ambos centros públicos suman 1.500 alumnos. El Ayuntamiento reclama a más profesorado para afrontar este volumen de alumnado, así como el proyecto de un instituto-escuela.
A pesar de no disponer todavía de datos oficiales, los demógrafos del CED creen que los perfiles de los que se fueron a municipios pequeños en el 2020 fueron, mayoritariamente, «rentas medias y medias-altas». Con todo, López-Gay ha afirmado que «eso no quiere decir que la clase media desaparezca» de Barcelona, porque también estará la tendencia de extranjeros que pueden permitirse teletrabajar y que quieren vivir en la ciudad catalana «un par de años».
El experto también ha remarcado que, para entender los motivos de los movimientos, se tiene que tener presente el efecto de las segundas residencias y la gente que decidió cambiarse al inicio de la pandemia para teletrabajar. También, sin embargo, ha alertado de los «empadronamientos atípicos», es decir, a las personas que utilizan la segunda residencia para constar como residentes para disfrutar de alguna «ventaja» como la posibilidad de saltarse el confinamiento perimetral durante la primera desescalada. Las hipótesis de los expertos y los primeros datos de diciembre del 2020, que se acercan más a la normalidad pre-pandémica, hacen pensar que la singular tendencia observada en el 2020 es «coyuntural y no estructural».
Despoblamiento frenado en algunos casos
Según el investigador del departamento de Geografía de la UAB y del Centro de Estudios Demográficos (CED), Antonio López-Gay, los datos no revierten el despoblamiento, pero permiten «dar un poco de respiro» y frenarlo en algunos casos, aunque no en todos, hay «heterogeneidad». La población del Pallars Jussà cae un 0,43%, con Talarn convirtiéndose en el municipio que más cae porcentualmente a Cataluña (-17,8%), y la de la Terra Alta, un 0,25%. La comarca ebrense encadena 12 decrecimientos anuales en los últimos 13 años.
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